Mis fantasmas me persiguen y boicotean cada acto o idea que tengo. Siempre están ahí para demostrarme lo poco que valgo, el poco talento que tengo y que ha llegado el momento de dejarlo.
Por cada pensamiento positivo, tengo veinte negativos.
Si un dia pienso que el cuento de Harriet tiene recorrido, veinte pienso que no.
Si un mes es prolifico, veinte meses son nefastos .
Si un año decido apuntarme a clases de escritura, veinte no.
Los palos se multiplican a las ruedas.
Las subidas a las bajadas.
Todos los fracasos se interponen a ningún éxito.
Tirola toalla, no tengo, no sirvo, mi vida pública cultural no ha existido nunca y nunca existirá.
Todo es una ilusión que por momento me ha hecho creer que había un hueco para mí en un mundo en el que no quepo.