Vienes a la cafetería, sacas todos tus cacharros y arrechifles, los pones en orden, te pones las gafas y te pones a escribir sobre lo absoluto y lo inerte, sobre el poco y el menos, sobre la hoquedad de mi cabeza. Sobre la apabullante monotonía que me guía cada día, sobre la falta de sueños o propósitos, sobre la orfandad de contenidos o sobre la poca intención de todo. Sobre la cantidad de días que no escribo nada con carácter literario. Sobre la nula ilusión de hoy, ayer y mañana. Sobre la más mentira de toda las mentiras y sobre el sobre o su reverso.